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«SPACESHIP BLUES BAND» (THE BLUE FLAMES) - JAVIER SERRANO

Lo que sigue es un fragmento de la novela Spaceship Blues Band:

THE BLUE FLAMES - 7' 55''
Performed by Jimi Hendrix

HANNA NOVA
(Ex-modelo)

Yo era amiga íntima de Linda, Linda Keith. En aquellos tiempos no había nada que pudiera quedar en secreto entre nosotras: nos lo contábamos absolutamente todo. Además, cuando ella conoció a Jimi James, pues en aquella época todavía nadie lo llamaba Jimi Hendrix, yo estaba con ella. Estoy hablando de mediados de los sesenta. Linda tenía unos veinte años, era guapísima y, sobre todo, era la novia del stone Keith Richards (la bella aspira una bocanada profunda del porro que tiene entre sus dedos). Fue una noche en el Cheetah Club de Nueva York, un local horroroso decorado con papel de pieles de animales. La banda se llamaba... Curtis... Curtis algo... vaya, ahora no lo recuerdo. El caso es que allí estaba aquel guitarrista con extravagante aspecto de pirata y con peinado alborotado y en forma de bola, tocando como un dios, o como un diablo, según se mire. Apenas éramos un puñado de espectadores pero el tío se desvivía con su guitarra, como si fuera el primer o el último concierto de su vida, haciendo versiones ultralargas de temas conocidos. Hubo un momento —esto me lo contaría Linda después—, cuando Jimi empezó a tocar con los dientes, que Linda tuvo la certeza de que estaba intentando impresionarla. Es curioso porque yo tuve la misma impresión: Jimi James estaba tocando solo para mí e intentaba impresionarme. Al final, nuestros amigos accedieron a quedarse a ver también el último pase; nuestra intención oculta no era otra que hablar con el guitarrista. Le invitamos al apartamento de un amigo, en la 63. Imagínate: un apartamento de paredes pintadas de rojo y con lunares de leopardo (pausa para reír, una dentadura perfecta todavía). Jimi era un ingenuo. Uno de mis amigos le preguntó si quería tomar ácido. «No, gracias —respondió Jimi muy serio—, preferiría un poco de LSD» (carcajadas de Hanna Nova: no solo conserva en perfecto estado sus dientes, también toda su hermosura). Luego nos confesó que hasta ese momento solo había probado porros, anfetaminas y, ocasionalmente, algo de cocaína. «¿Sabes? —dijo Jimi— En Harlem el LSD es una droga de blancos». «¿Y por qué quieres tomarla entonces?». «No... no me gustan los prejuicios», respondió, riendo y enseñando su fila de dientes y sin dejar de mascar su chicle. Me parecía tímido Jimi, sentado en aquel horrible sofá. Su voz melosa, la dulzura de sus rasgos... ¡y lo increíblemente sexy que resultaba la combinación! (nuevas risas, no debe de ser nada mala la mandanga que tiene entre sus dedos). Cuando lo tomamos aquella noche —el LSD, me refiero—, no estaba prohibido todavía. Es más, estaba considerado casi como una panacea para todo tipo de enfermedades... (nueva bocanada del porro que parece no consumirse) ¿Por dónde íbamos...? Ah, sí. Aquella noche, Jimi nos dijo que se había mirado en un espejo y que había visto a Marilyn Monroe, ¿puedes creerlo? Luego estuvimos escuchando discos. Linda tenía una maleta repleta de discos de Keith. Discos de blues, exclusivamente. Keith y los demás estaban en Inglaterra. También tenía un disco recién estrenado, el Blonde on Blonde de Dylan, que, por cierto, le encantó a Jimi. Si te he de ser sincera, no estoy segura de si esta parte que estoy contando ahora la vi con mis propios ojos o yo ya me había retirado y Linda me la contó después, pues Linda me ha contado tantas veces esta historia sobre cómo conoció a Jimi, y con tal cantidad de detalles, que dudo ahora de si la experiencia le ocurrió a ella o a mí misma. ¿Por dónde iba...? (...) Ah, eso. Jimi se puso a improvisar por encima de las canciones. ¿Te imaginas, un recital privado de Jimi Hendrix y Bob Dylan tocando juntos para nosotros, en exclusiva? (nuevas risas). Luego alguien le preguntó por su manera de tocar y Jimi entonces nos explicó que no lo sabría explicar, pero que en aquel preciso instante no estaba tocando notas sino colores, y que de alguna manera veía la música en el interior de su cerebro, segundos antes de ejecutarla. Todo muy raro, ¿no? «Y cantar, ¿por qué no cantas?». «No, no tengo voz pa... para cantar». Me estoy acordando ahora de que Jimi tartamudeaba un poco. «Joder, si Dylan lo hace, todo el mundo puede hacerlo». «En Harlem dicen que Bob Dylan es un jodido blanco que hace mierda de hillbilly para blancos. ¿Sabes?, me da igual lo que digan en Harlem, a mí me gusta». Y Jimi venció su proverbial timidez y se arrancó a cantar algo con Dylan, no recuerdo qué. En aquel momento Linda tuvo claro que tenía que tirar de sus amistades para buscar un productor que permitiera al mundo conocer a Jimi James. (…) Aquella fue una noche mágica, irrepetible. Estábamos cansados, así que nos fuimos a dormir a la habitación de al lado. Jimi y Linda no. La verdad es que a esas alturas yo ya tenía claro que era en ella en quien estaba interesado y no en mí. Lo que viene ahora lo sé por ella, por Linda. Tenían mucho de qué hablar y eran conscientes, los dos, de que tal vez nunca volvería a repetirse un encuentro como aquel. Antes de que me lo preguntes te diré que Linda me aseguró, y yo la creo, que no hubo sexo entre ellos. Como te he dicho, Linda estaba con Keith. Probablemente, él se la estaba jugando con otra, pero ella no era capaz. Ya ves: las mujeres somos así de gilipollas... ¿Por dónde íbamos? (...) Ah, vale. Días después, Jimi le contó que había conocido a Richie Havens en el Cheetah. Fue Richie el que le convenció para que abandonara los garitos de Harlem y se fuera a los clubes del Greenwich Village. Por aquella época el Greenwich era uno de los centros de lo que algunos empezaban a llamar «contracultura». Pues bien, en el Greenwich lo volvimos a ver otra noche, a Jimi, me refiero. Linda insistió en que fuéramos a verlo. ¿Dónde era? Ah, sí, en el Café Wha?, eso es, en el Wha? ¿Sigue existiendo ese garito? (...) En aquel tiempo no tenía permiso de licores, era un sótano tenebroso con paredes de tierra y con una clientela de blancos emborrachándose con Green Tiger. Debíamos de ser apenas unos quince, pero Jimi impresionó. Esa noche Jimi dejó la guitarra allí, en el local. Al día siguiente, cuando fue a actuar no estaba, algún cabrón se la había mangado (nueva bocanada). Puedo imaginarme la cara que pondría el pobre Jimi, ¡joder, la guitarra! El caso es que alguien le dejó una, una para diestros. Sin cortarse, Jimi empuñó la guitarra, la giró, se la colocó en el lado izquierdo y comenzó a tocar, dejándonos a todos boquiabiertos. Me acuerdo también de que Jimi, como yo misma o como el resto de mis amigos y como todos los jóvenes de entonces, se había aficionado ya a viajar con tripis. Era un consumidor habitual, y esa noche debía de haberse comido alguno. Días después, nacía Jimmy James and The Blue Fames, con Jimi haciendo de líder, con sus collares y sus joyas de imitación, exhibiéndose con sus trucos con la guitarra y tocando versiones de Dylan, de Howlin´ Wolf, un Summertime eterno... (…) Algo después, como si ya hubiera agotado todos los sonidos que podía extraerle a su guitarra, Jimi empezó a experimentar con distorsionadores. Imagina: ahora, además de blues, de Dylan, de cuentos de Andersen y de películas de Flash Gordon, Jimi le hablaba a Linda (y ella me hablaba a mí) de cosas extrañas: de bendings, de retroalimentaciones y cosas por el estilo, que nunca he llegado a saber qué son. Por cierto, ¿esto para qué revista es?

LONG LIFE ROCK & ROLL

... si nuestros ídolos musicales no hubieran sucumbido a tan temprana edad, ¿qué aspecto tendrían hoy en día? ¿Seguirían teniendo ese aura de inmortalidad con que todavía los recordamos?
Rockaxis Magazine se atreve a imaginar cómo serían:

Jimi Hendrix

Jim Morrison

John Lennon

"ODE TO L.A. WHILE THINKING OF BRIAN JONES, DECEASED" - JIM MORRISON


El 21 de julio de 1969 se distribuye el siguiente poema —escrito por Jim Morrison y dedicado a Brian Jones, el recientemente fallecido miembro de los Stones— entre el público asistente a los conciertos de The Doors en el Aquarius Theater de Los Ángeles:
 
ODA A L.A. PENSANDO EN BRIAN JONES, FALLECIDO

Soy un habitante de una ciudad
Acaban de darme el papel
de Príncipe de Dinamarca

Pobre Ofelia

Todos esos fantasmas que él nunca vio
Flotando hacia su funesto destino
Sobre un candelabro

Vuelve, guerrero valiente
Sumérgete
En otro canal

Caliente fondo mantecoso
Donde está Marrakech
Bajo las cascadas
la tormenta salvaje
donde los salvajes lucharon
al atardecer
monstruos del ritmo

Has abandonado tu
Nada
para completarla con
Silencio

Espero que te hayas ido Sonriendo
Como un niño
En los calmados vestigios
de un sueño
El hombre ángel
con serpientes peleando
por sus palmas
y dedos
Finalmente reclamó
Esta benévola
Alma

Ofelia

Hojas, empapadas
en seda

Sueño
de cloro
loco y ahogado
Testigo

El trampolín, la caída
La piscina

Eras un luchador
una musa adamascada de almizcle

Eras el desteñido
Sol
durante una tarde de TV

sapos cornudos
rebelde de una mancha amarilla

Mira ahora a qué te ha conducido
Al paraíso de la comida
con los caníbales
y los judíos

El jardinero
Descubrió
El cuerpo, encogido, Flotando

Afortunado cadáver
Qué es esta materia verde pálida
De la que estás hecho

Agujeread la piel
de la diosa

¿Apestará él
Cuando ascienda a los cielos
A través de las salas de música?

Ninguna posibilidad.

Réquiem por uno de los grandes
Esa sonrisa
Esa mirada lasciva de sátiro
ajamonado
se ha elevado saltando

hacia el barro

«SPACESHIP BLUES BAND» (HIGHER T.V.) - JAVIER SERRANO

Lo que sigue es un fragmento de Spaceship Blues Band, novela en fase de corrección:

HIGHER T.V. - 5' 10''
Performed by Jim Morrison

ANNE BARLOW
(regidora de programas de televisión)

En aquellos años no había MTV. El único programa de televisión donde se actuaba en directo era el nuestro; es decir, el suyo, el del señor Ed Sullivan, The Ed Sullivan Show, los domingos por la noche. Al señor Sullivan no le importaba que tocaran grupos como The Doors; de hecho ya había pasado por el programa gente como los Rolling Stones y el señor Jagger había aceptado cambiar ciertas frases que podían resultar hirientes para el departamento de censura de la CBS. Lo que ocurrió aquel domingo 17 de septiembre de 1967 —nunca lo olvidaré— es que alguien del programa les sugirió a The Doors, y más concretamente al señor Morrison, su cantante, que no dijera la palabra "higher" (1). Ellos no entendían muy bien el porqué de aquella petición, pero el caso es que aceptaron. Desde el momento en que salieron a tocar tuve la impresión de que el ambiente que se respiraba en el set era mas bien de tensión; supongo que era debido al hecho de que el señor Morrison estaba borracho, lo cual no auguraba nada bueno. Empezaron tocando People Are Strange; luego, siguiendo el guión establecido, interpretaron Light My Fire, la canción donde supuestamente el señor Morrison, de acuerdo a lo pactado, no debería decir "higher". El hecho es que en un momento determinado de su actuación el señor Morrison dijo esa palabra, y no una sino dos veces, delante de todo el país, para desesperación de todos nosotros, y en especial del señor Ed Sullivan, que antes de que empezara el show incluso había hablado de contratarlos para hacer seis programas más. Son los riesgos del directo. The Doors no volvieron a aparecer jamás en el programa del señor Ed Sullivan. 

1"Higher": Colocado, -a, en jerga

"LOS SEÑORES. NOTAS SOBRE LA VISIÓN" (y 4) - JIM MORRISON

Los poemas que siguen pertenecen a la obra de Jim Morrison titulada Los Señores. Notas sobre la visión (1969), que, junto a otro de sus poemarios, Las nuevas criaturas (1968), aparece en un mismo volumen, Poemas I (Editorial Espiral/Fundamentos).


XXXIV

En 1832, Gropius asombraba a París con su pleorama. El público se había transformado en la tripulación de un barco que libraba una batalla. Fuego, gritos, marineros, ahogados.

XXXV

El cine ha evolucionado en dos caminos.

Uno es el espectáculo. Como la Fantasmagoria, su objetivo es la creación de un mundo sensorial totalmente sustituto. 

El otro es el espectáculo sicalíptico, que pretende para su reino tanto la erótica como la natural observancia de la vida real, e imita el ojo de la cerradura o la ventana del voyeur sin necesidad de color, ruido, grandiosidad.

XXXVI

El cine descubre sus más fervorosas afinidades, no con la pintura, la literatura, o el teatro, sino con las diversiones populares -los cómics, el ajedrez, la baraja y el tarot, las revistas, y el tatuaje. 

El cine no deriva de la pintura, la literatura, la escultura, el teatro, sino de la antigua magia popular. Es la manifestación contemporánea de una historia evolutiva de sombras, un encanto de las imágenes en movimiento, una creencia en la magia. Su linaje está entrelazado desde su más remoto origen con los sacerdotes y la brujería, una invocación a los fantasmas. Al principio, solo con la ligera ayuda del espejo y del fuego, los hombres hacían surgir oscuras y secretas visitas de las regiones de una mente enterrada. En estas sesiones, las sombras son espíritus que apartan el mal.

El espectador es un animal moribundo.

Invoca, mitiga, ahuyenta a los Muertos. De noche.

XXXVII

Por medio de la ventriloquia, los gestos, el juego con objetos, y todas las extrañas variaciones del cuerpo en el espacio, el chamán hacía señales de su "viaje" a un público que compartía la experiencia.

El chamán dirigía la sesión. Un pánico sensual, deliberadamente evocado por drogas, cánticos, bailes, lanza al chamán hasta el trance. La voz cambiada, movimiento convulsivo. Actúa como un loco. Estos profesionales histéricos, escogidos precisamente por su inclinación psicópata, fueron apreciados en otro tiempo. Mediaban entre el hombre y el mundo del espíritu. Sus viajes mentales establecían el punto crucial de la vida religiosa de la tribu.

XXXVIII

Principio de la sesión: curar la enfermedad. Un estado de ánimo podía apoderarse de un pueblo agobiado por acontecimientos históricos o muriendo en un viciado paisaje. Tratan de liberarse del destino, la muerte, el terror. Buscan la posesión, la visita de los dioses y los poderes, una reconquista de la fuente de la vida en manos de los poseedores demoníacos. La curación no se entresacaba del éxtasis. Curan la enfermedad o evitan su aparición, restablecen a los enfermos, y recuperan el alma, robada.

Es erróneo suponer que el arte necesita al espectador para ser. La película sigue girando sin los ojos. El espectador no puede existir sin ella. Asegura su existencia.

XLI

Novatos, miramos los movimientos de los gusanos de seda que excitan sus cuerpos en hojas mojadas y tejen húmedos nidos de pelo y miel. 

Este es un modelo de nuestro líquido mundo en reposo disolviendo el hueso y derritiendo la médula abriendo poros tan grandes como ventanas.

El "extranjero" era considerado la mayor amenaza en las comunidades antiguas.

XLII

Metamorfosis. Un objeto es aislado de sus nombre, hábitos, asociaciones. Separado, se convierte solo en la cosa, en y por ella misma. Cuando esta desintegración en la pura existencia es alcanzada al final, el objeto es libre de convertirse sin fin en cualquier cosa.

El paciente dice "Primero veo un montón de cosas que bailan... después todo se va conectando
gradualmente".

XLIV

Los primeros cineastas, que -como los alquimistas- disfrutaban con la deliberada oscuridad sobre su arte, para ocultar sus habilidades a los mirones profanos.

Separa, purifica, reúne. La fórmula del Ars Magna, y su heredero, el cine.

La cámara es una máquina andrógina, una especie de hermafrodita mecánico.


En su retorta el alquimista repite la obra de la naturaleza.

XLV

Pocos defenderían una pequeña opinión de la alquimia como "madre de la química", y confundirían su verdadero propósito con aquellas artes externas de los metales. La alquimias es una ciencia erótica, implicada en los aspectos enterrados de la realidad, dirigida a purificar y transformar todo ser y materia. Lo cual no supone que las operaciones materiales se dejen de lado. El adepto se mantiene fiel tanto al trabajo místico como al físico.

Los alquimistas perciben en la actividad sexual del hombre una correspondencia con la creación del mundo, con el desarrollo de las plantas, y con las formaciones minerales. Cuando ven la unión de la lluvia y la tierra, ven en ello un sentido erótico, como la copulación. Y esto se extiende a todos los reinos naturales de la materia. Porque pueden imaginarse historias de amor entre las sustancias químicas y las estrellas, un romance entre las piedras, o la fertilidad del fuego.

XLVIII

Los Señores. Sucesos tienen lugar mas allá de nuestro conocimiento o control. Nuestras vidas son vividas por nosotros. Solo podemos tratar de esclavizar a otros. Pero gradualmente, las percepciones especiales se desarrollan. La idea de los "señores" empieza a formarse en algunas mentes. Debemos alistarlas en bandas de perceptores para recorrer el laberinto durante sus misteriosas apariciones nocturnas. Los señores tienen entradas secretas, y conocen disfraces. Pero se traicionan a sí mismos en nimios detalles. Demasiado destello de luz en los ojos. Un gesto equivocado. Una mirada demasiado larga y curiosa.

Los Señores nos apaciguan con imágenes. Nos dan libros, conciertos, galerías, espectáculos, cines. Especialmente cines. A través del arte nos confunden y nos ciegan a nuestra esclavitud. El arte adorna las paredes de nuestra prisión, nos mantiene en silencio, distraídos e indiferentes.

"LOS SEÑORES. NOTAS SOBRE LA VISIÓN" (3) - JIM MORRISON

Los poemas que siguen pertenecen a la obra de Jim Morrison titulada Los Señores. Notas sobre la visión (1969), que, junto a otro de sus poemarios, Las nuevas criaturas (1968), aparece en un mismo volumen, Poemas I  (Editorial Espiral/Fundamentos).

XIX

Más o menos, todos sufrimos de la psicología del voyeur. no en un sentido estrictamente clínico o criminal, sino en toda nuestra actitud física y emocional ante el mundo. Cada vez que tratamos de romper este hechizo de pasividad, nuestras acciones son crueles y torpes y generalmente obscenas, como un inválido que ha olvidado como caminar. 

XXI

El voyeur, el mirón, el curioso, es un oscuro comediante. Es repulsivo en su oscuro anonimato, en su secreta invasión. Está lastimosamente solo. Pero, curiosamente, es capaz a través de este mismo silencio y ocultación de convertir en ignorante pareja a cualquiera al alcance de su vista. Esta es su amenaza y poder. 

No hay casas de cristal. Las persianas se bajan y la vida "real" empieza. Algunas actividades son imposibles al aire libre. Y estos sucesos secretos son el juego del voyeur. Los busca con su innumerable ejército de ojos —como la noción que tiene un niño de una deidad que lo ve todo. "¿Todo?" pregunta el niño. "Sí, todas las cosas", le responden, y el niño tiene que arreglárselas solo con esa intrusión divina.

El voyeur es un masturbador, el espejo su insignia, la ventana su presa. 

XXII

Ella dijo. "Tus ojos siempre son negros". La pupila se abre para captar el objeto de la visión.

Las imágenes nacen de la pérdida. La pérdida de las "extensiones amigas". El pecho es extirpado y el rostro impone su fría, curiosa, enérgica e inescrutable presencia.

XXIII

Puedes disfrutar la vida de lejos. Puedes mirar las cosas pero no probarlas. Puedes acariciar a la madre solo con con los ojos.

No puedes tocar estos fantasmas.

XXIV

La Baraja. Solitario acariciador de cartas. Se dio una mano. Levanta fotos del pasado en interminables permutaciones, baraja y empieza. Clasifica las imágenes otra vez. Y clasifícalas otra vez. Este juego revela gérmenes de verdad, y muerte.

El mundo se convierte en un aparentemente infinito, aunque posiblemente finito, juego de cartas. Combinaciones de imágenes, permutaciones, comprenden el juego del mundo.

Una leve posición, desprovista de riesgo, estéril en el fondo. Con una imagen no hay peligro presente.

XXVI

Los espectadores de cine son vampiros callados.

El cine es el arte más totalitario. Toda la energía y sensación es absorbida en el cráneo, una erección cerebral, el cráneo hinchado de sangre. Calígula deseaba un solo cuello para todos sus súbditos de manera que pudiera decapitar el reino de un solo golpe. El cine es este agente transformador. El cuerpo existe por los ojos; se convierte en un tallo seco para sostener a estas dos blandas e insaciables joyas.

XXVII

El cine confiere una especie de falsa eternidad.

Cada película depende de todas las otras y te lleva hasta las otras. El cine era una novedad, un juguete científico, hasta que un número suficiente de obras se acumularon, las necesarias para crear otro mundo intermitente, una poderosa, infinita mitología en la que sumergirse a voluntad.

Las películas crean una ilusión de eternidad favorecida por su regular, indómita aparición.

XXVIII

El encanto del cine está en el miedo a la muerte.

El Oriente moderno crea el mayor número de películas. El cine es una nueva forma de una antigua tradición —las sombras chinescas. Incluso su teatro es una imitación de ellas. Nacidas en India o China, las sobras chinescas se representan junto al ritual religioso, unidas a las celebraciones centradas en la incineración de los muertos.

"LOS SEÑORES. NOTAS SOBRE LA VISIÓN" (2) - JIM MORRISON

Los poemas que siguen pertenecen a la obra de Jim Morrison titulada Los Señores. Notas sobre la visión (1969), que, junto a otro de sus poemarios, Las nuevas criaturas (1968), aparece en un mismo volumen, Poemas I  (Editorial Espiral/Fundamentos).

VI

En la matriz somos peces ciegos en una cueva.

Todo es vago y vertiginoso. La piel se hincha y ya no hay distinción entre las partes del cuerpo. Un intruso sonido de amenazadoras, burlonas, monótonas voces. Es el miedo y la atracción de ser tragado.

VIII

El ojo parece vulgar
Dentro de su horrible concha.
Sal a la luz
En todo su Brillo.

Nada. El aire exterior
me quema los ojos.
Me los arrancaré
y me librare del ardor.

X

"Jugadores" -el niño, el actor, y el tahúr. La idea del azar está ausente del mundo de los niños ylos primitivos. El tahúr también se siente al servicio de un extraño poder. El azar es un vestigio de la religión en la ciudad moderna, como es el teatro, más frecuentemente el cine, la religión de la posesión.

¿A costa de qué sacrificio, de qué precio puede nacer la ciudad?

XI

Ya no hay "bailarines", los posesos.
La división de los hombres en actor y espectadores es el hecho central de nuestro tiempo. Estamos obsesionados por los héroes que viven por nosotros y a los que castigamos. Si todas las radios y televisiones fuesen privadas de sus fuentes de energía, todos los libros y cuadros quemados mañana, todos los espectáculos y cines cerrados, todas las artes de delegada existencia...

Nos contentamos con lo "dado" en la búsqueda de sensaciones. De un cuerpo loco bailando en las colinas hemos sido metamorfoseados en un par de ojos mirando fijamente en la oscuridad.

XVII

Cuando los hombres concibieron los edificios, y se
encerraron en habitaciones,
primero árboles y cuevas.

(Las ventanas funcionan en dos sentidos,
los espejos en uno.)

Nadie atraviesa un espejo andando
ni cruza a nado una ventana.

XVIII

Cura la ceguera con el esputo de una puta.

En Roma, las prostitutas eran exhibidas en los tejados sobre las vías publicas para la dudosa higiene de imprecisas corrientes de hombres cuya lascivia potencial ponía en peligro el frágil orden del poder. Incluso se cuenta que las damas de los patricios, enmascaradas y desnudas, a veces se ofrecían a estos frustrados ojos para su propia excitación privada.

«SPACESHIP BLUES BAND» (THIRST & HUNGER & MUD) - JAVIER SERRANO

Fragmento de la novela Spaceship Blues Band:


THIRST & HUNGER & MUD - 8' 23''

Performed by Janis Joplin, Jimi Hendrix & many others

"A Jimi y su poco conjuntado grupo les corresponde el honor de ser la banda que cierre el festival de Woodstock. Cuando él y sus músicos, alojados en las cercanías, intentan coger el helicóptero que ha de acercarles hasta el lugar del concierto, la lluvia se lo impide. Por carretera los accesos siguen bloqueados pero no hay otra opción posible. Para llegar habrán de compartir un camión junto a Crosby, Stills, Nash and Young. En principio, su salida a escena está prevista para el domingo a las 11 de la mañana, pero es tal el retraso que lleva el festival que finalmente será el lunes 18 de agosto, en torno a las ocho y media de la mañana, cuando se suban a las tablas. Uno de los inconvenientes de eventos como éste es que a esas horas muchos de los asistentes a Woodstok ya se han marchado, deben de quedar unos 40.000 del casi medio millón del primer día. Entre las ventajas está que ya es de día y las condiciones de luz son óptimas para la película que se está rodando y que habrá de inmortalizarlo a él y a su banda. Son presentados como la "Jimi Hendrix Experience", algo que el guitarrista se encarga de matizar después cuando dice que ahora la banda se llama "Gypsy, Sun and Rainbows". Ya no está Noel Redding, el bajista, sustituido por Billy Cox, un antiguo amigo de Jimi, pero sí continúa el batería John "Mitch" Mitchell. Además se han incorporado el guitarra rítmica Larry Lee, que cantará en algunas de las canciones, el percusionista Juma Sultan y el conguista Jerry Velez. La nueva formación durará poco más de lo que dura un arcoíris, apenas un mes. Su actuación en Woodstock se prolongará durante dos horas y será la más larga en la carrera de Jimi, sin contar las improvisaciones en clubes nocturnos, y eso a pesar de que el músico lleva tres días sin dormir. Como la banda no ha tenido tiempo de ensayar mucho, el guitarrista tiene que alargar sus solos, sus improvisaciones, con resultado desigual. Y es entonces, cuando parte del público ha comenzado a largarse, cuando se produce uno de esos acontecimientos que ponen el vello de punta: la interpretación que hace Hendrix de The Star Spangled Banner, el himno de Estados Unidos, ejecutado en forma de solo, tocado de una manera rabiosa, electrificada y distorsionada hasta la exasperación, mientras la evanescente luz del sol baña a una concurrencia sumergida entre los restos de lo que parece ser un campo de batalla. Los apenas cuatro minutos de esa canción y las circunstancias en que se produce resumen lo que ha sido Woodstock y el espítiru de toda una década, la de los sesenta. También son el símbolo de una nación en un momento concreto de su historia, envuelta todavía en una guerra sin sentido, inmersa en el peor de los viajes y atravesada por el odio de asesinatos, conflictos raciales y revueltas estudiantiles. Después el concierto continúa. Cuando finalmente Jimi abandona las tablas, cae desmayado, completamente extenuado".

"LOS SEÑORES. NOTAS SOBRE LA VISIÓN" (1) - JIM MORRISON

Aparte de cantante, icono de la cultura rock y cineasta, Jim Morrison era un poeta más que notable. De no haber muerto a los 27 años probablemente habría continuado indagando (así lo había declarado) en la que es tal vez su faceta más desconocida, la poesía. Los poemas que siguen pertenecen a su obra titulada Los Señores. Notas sobre la visión (1969), que aparece en un mismo volumen, Poemas I de Jim Morrison (Editorial Espiral/Fundamentos),  junto a otra de sus obras, Las nuevas criaturas (1968), desde mi punto de vista un poemario más críptico y menos logrado. Los Señores es una lúcida reflexión sobre el acto de ver, y la percepción en general de los sentidos. Incluye también abundantes consideraciones sobre el cine (otra de las pasiones de Morrison), el sentido del mensaje cinematográfico, el voyeurismo...

I

Mira dónde adoramos.

Todos nosotros vivimos en la ciudad. 

La ciudad forma -a menudo físicamente, pero inevitablemente psíquicamente- un círculo. Un juego. Un anillo de muerte con el sexo en el centro. Conduce hacia las afueras de los suburbios de la ciudad. En el límite descubre zonas de sofisticado vicio y aburrimiento, prostitución de menores. Pero en el mugriento anillo que rodea inmediatamente a la zona comercial diurna existe la auténtica vida multitudinaria de nuestro mundo, la única vida callejera, la vida nocturna. Especímenes enfermos en hoteles de dólar, pensiones baratas, bares, casas de galerías moribundas que nunca mueren, en calles y calles de cines abiertos toda la noche.

II

Cuando la diversión muere se convierte en el Juego.
Cuando el sexo muere se convierte en el Clímax.

Todos los juegos contienen la idea de muerte.

IV

La cámara, como el dios que todo lo ve, satisface nuestro anhelo de omnisciencia. Espiar a otros desde esta altura y ángulo: peatones entran y salen de nuestro objetivo como raros insectos acuáticos.

Poderes del yoga. Hacerse invisible o pequeño.
Volverse gigantesco y alcanzar las cosas más lejanas.
Cambiar el curso de la naturaleza. Poder ir a cualquier lugar en el espacio o tiempo. Convocar a los muertos. Intensificar los sentidos y percibir imágenes inaccesibles, de sucesos en otros mundos, en lo más profundo de la mente de uno, o en las mentes de otros.

El rifle del francotirador es una prolongación de su ojo.
Mata con injuriosa visión.

V

El asesino(?), huyendo, gravitaba con la inconsciente, instintiva facilidad de un insecto, como una polilla, hacia un lugar seguro, al abrigo de las calles hormigueantes. Rápidamente, fue devorado en el cálido, oscuro, silencioso buche del teatro físico.

Círculos modernos del infierno: Oswald (?) asesina al Presidente.
Oswald sube a un taxi. Oswald se detiene en una pensión.
Oswald baja del taxi. Oswald mata al agente Tippitt.
Oswald se quita la chaqueta. Oswald es capturado.

Escapó en un cine.

«SPACESHIP BLUES BAND» (FLEETING LOVE) - JAVIER SERRANO


Fragmento de la novela Spaceship Blues Band:

FLEETING LOVE - 5'42''
Performed by Jim Morrison

Pienso en ese instante fugaz del 29 de junio de 1971 en que los destinos de Nico y de Jim Morrison se vuelven a cruzar en alguna calle de París, cerca de la Ópera. Nico está en el interior de un taxi, detenido ante un semáforo en rojo, cuando ve a Jim paseando por la calle. ¿Qué hace Jim en París? Parece un poco más gordo pero no tiene mal aspecto. Se ha afeitado la barba. Mientras duda entre bajar la ventanilla o no, su memoria se traslada cuatro años atrás, cuando ella era la gélida musa de Warhol y quería grabar un disco, y él era el icono rock de ajustados pantalones de cuero que la ayudaba en la composición de las letras. En aquellos días apasionados, recuerda Nico, viajaban juntos por el desierto alrededor de Los Ángeles; hacían equilibrios, desnudos y ante la luna, en el parapeto de la piscina; y luego, ya borrachos y entrada la noche, follaban como locos mientras se daban de hostias. Nico se tiñó el pelo de rojo por él, lo amaba, a su manera. Luego, con acento berlinés, le rogó a él que le pidiera en matrimonio. Lo suyo duró apenas unas semanas, luego Jim volvió con su novia de toda la vida.
El semáforo se abre y el taxi se pierde entre las calles de París. Ya no volverá a haber más encuentros entre ellos dos: Jim morirá el 3 de julio de ese mismo año.

«SPACESHIP BLUES BAND» (ALTA CIENEGA MOTEL ROOM 32) - JAVIER SERRANO

Lo que sigue es un fragmento de esa novela en gestación llamada Spaceship Blues Band, de Javier Serrano.


ALTA CIENEGA MOTEL ROOM 32
1005 N. La Cienega Ave, West Hollywood, California, 90069

Mentiría si dijera que el azar ha querido que esta noche yo esté aquí, enfrente de la habitación número 32 del motel Alta Cienega, en West Hollywood. Nada más lejos de la realidad. Todo, como un crimen que busca ser perfecto, está premeditado. El motel es uno de esos alojamientos baratos que vemos en las películas norteamericanas, uno de esos en los que el protagonista, que por alguna razón huye, termina ocultándose y en los que indefectiblemente, y al igual que haré yo, sólo pasa una noche. El Alta Cienega tiene un patio interior donde se pueden aparcar los coches. Las paredes de las instalaciones están pintadas de un modo arbitrario, basculando entre el blanco, el verde y un naranja oscuro. Subo las escaleras hasta el primer piso. Un corredor, protegido por una baranda verde, circunda el motel, casi cerrando el patio donde están los coches. Es evidente que no es el Chelsea Hotel y que no tiene su historia. Es evidente también que ha conocido tiempos mejores, pero al menos parece limpio. Extraigo del bolsillo la llave con una etiqueta de plástico donde aparece el nombre del motel y el número 32. Me acerco hasta una puerta de madera, ésa en la que se lee "32" y sobre la que, un poco más arriba, hay otro cartel que dice "Jim Morrison Room". En mi cara descubro la misma sonrisa, entre estúpida y satisfecha, de un investigador privado, un huelebraguetas que finalmente ha dado con su presa. Ahora ya es evidente que el azar no me trajo hasta aquí, sino más bien una suerte de fetichismo, o sería mejor decir devoción, curiosidad, no sé... algo que lo lleva a uno a querer alojarse, al menos durante una noche -como esos tipos de las películas que por alguna razón huyen- en la habitación donde durmió Jim Morrison. Después de leer varias biografías sobre Jim -permitidme tutearle-, y entre tanta paja, uno puede llegar a saber muchas cosas sobre su vida, por ejemplo, que vivió en este motel, el Alta Cienega, de manera intermitente entre 1968 y 1970. Digo de manera intermitente porque, desde que abandonara el hogar familiar, Jim no tuvo un domicilio fijo, a veces alquilaba una habitación, compartía piso en otras ocasiones, podía dormir en un sofá prestado, en la casa de alguna amante, en la playa... A decir verdad el único domicilio fijo que tuvo Jim fue un espacio reducido en el cementerio de Père Lachaise, bajo la tierra y el cielo de París. Y, ahora que lo pienso, tampoco pondría yo la mano sobre el fuego.
Abro la puerta, con cuidado, como si no quisiera molestar a alguien que está durmiendo o como si pretendiera pillar, in fraganti, a alguien, no sé, tal vez a alguna novia o al mismo Jim. Enciendo la luz. La habitación es amplia y ruidosa, también desoladora. Huele a ambientador barato y reciente. Por la ventana entra algo de brisa y el rumor procedente de la calle. El mobiliario es el imprescindible. El único detalle de lujo es un televisor sujeto a la pared por un brazo metálico y un viejo aparato de aire acondicionado, de esos de tipo industrial, que intuyo debe producir un ruido espantoso e industrial, uno de esos ruidos que provocan dilemas y que al final no te dejan pegar ojo: ruido o calor. La cama es grande y está cubierta con una colcha estampada, con un dibujo diferente al de las cortinas, también estampadas. Las paredes serían blancas, y el techo también, si no estuvieran cubiertas absolutamente por graffitis escritos a mano por gente de todo el mundo, como si de una cueva paleolítica se tratase, con todo su contenido mortuorio, ritual y artístico. La caligrafía lo cubre todo, incluso la tulipa de las lámparas. Dedicatorias a Jim, fragmentos de sus poemas, de sus canciones, dibujos con su imagen... como en su domicilio fijo lejos de aquí, en Père Lachaise, donde la gente acude a cantar, a fumar drogas o beber vino, a encender velas, a hacer el amor o a declamar. Por la mañana, sobre la piedra parisina aparecen porros, maquetas de canciones, encendedores, condones (usados o sin usar), flores, fetiches... Sobre una de las paredes de la habitación número 32 del Alta Cienega hay un mural con fotos de Jim (en algunas aparece con ese rostro entrado en kilos de sus últimos años, cuando residía en París y pretendía vivir de la poesía): alguien le desea feliz cumpleaños 2000. También hay un cuadro con un retrato suyo, pintado a lápiz, inspirado en una de esas fotografías de Jim que han llegado a convertirse en un icono de varias generaciones. Hay también un espejo bajo el que se lee una pintada: "I am the Lizard King, I can do anything". Soy el Rey Lagarto y puedo hacerlo todo. Más abajo hay un mueble de madera sobre el que descansan unos ceniceros y unos vasos de plástico. Miro en el cristal del espejo, temeroso de que la imagen reflejada no sea la mía sino la de otro hombre. No sucede nada. El interior del armario empotrado tiene la misma decoración: paredes blancas llenas de frases y de poemas sórdidos, y un par de perchas de plástico blanco, cimbreándose sobre el vacío.
Esta es la habitación donde, el 5 julio de 1968, Jim se encontró con Mick Jagger. Donde hablaron sin que el Stone, que se había presentado sin previo aviso, supiera que en el baño Tim Hardin, amigo de Jim, se estaba metiendo un pico. Donde se intercambiaron consejos sobre cómo comportarse sobre las tablas ante una multitud expectante. También se dice que fue esta la habitación en la que Jagger regaló un tripi a Jim, hedonista insaciable. Cuando Tim Hardin salió del baño no se creía nada de todo esto. Claro que, ¿quién puede creerlo?
Esta es la habitación donde Jim humillaba a algunas de sus amantes, a las que llamaba por teléfono para que cuando llegaran allí lo pillaran en la cama en brazos de otra.
¿Por qué prefería los moteles? La vida errante, anónima, la perpetua fuga; la ausencia de domicilio fijo, la desolación, los colores brillantes de los neones, la carencia de posesiones más allá de una tarjeta de crédito y un carné de conducir... En una palabra: desaparecer.
Entro en el cuarto de baño. Una ventana entreabierta permite colarse el murmullo del tráfico. La historia se repite. Incluso en la ducha, en la parte alta, la que queda más arriba de los azulejos blancos, se pueden leer las dedicatorias, los poemas. Miro hacia el suelo de la ducha, buscando, como si necesitara encontrar alguna prueba fehaciente, algún cabello, uno largo, ondulado, algún amasijo de pelos atrapado junto al desagüe... Mi mirada se posa sobre el lavabo, por si quedaran restos de las papelinas de heroína que se metían los amigos de Jim (quién sabe si él también lo hacía). No hay nada de todo eso y Jim no está. Tampoco hay restos de coca.
Regreso al dormitorio y descorro la colcha y luego la sábana. Tampoco allí. Sobre la funda blanca de la almohada encuentro un pelo, uno largo. ¿Será de él?, ¿o será de alguno de esos que firmaron sobre las paredes? La ropa de la cama huele a limpio, imposible que éstas fueran sus sábanas. Hace calor. Dudo entre encender el aparato de aire acondicionado -¿funcionará?- o esperar un poco. Estoy cansado. Me tumbo sobre la cama, como haría Jim. Vuelvo a mirar las paredes y me pregunto cuánta gente habrá repetido este ritual. Intuyo que mis sueños versarán sobre Jim y The Doors. Mañana buscaré un hueco entre esas paredes y trataré, como ellos, de escribir algo original.

«SPACESHIP BLUES BAND» (THE MIAMI´S INCIDENT (JIM ´S DICK)) - JAVIER SERRANO

Lo que sigue es un fragmento de una novela en construcción, Spaceship Blues Band. La obra se encuentra en una fase de work in progress, sujeta por tanto a cambios, reescrituras, o en el peor de los casos (Dios no lo quiera), a su total aniquilación.


THE MIAMI´S INCIDENT (JIM ´S DICK) - 5´45´´
Performed by Jim Morrison

TRILLIZOS JOHANSSON (Elmer, Frank y Devon, unos obesos enormes comiendo hamburguesas y bebiendo cerveza, junto a una fotografía en la que aparecen los tres, delgados adolescentes enfundados en camisetas de The Doors, mostrando unas entradas en sus manos)

ELMER
El de Miami, el de febrero del 69, fue el mejor concierto que dieron The Doors.

FRANK
¿Bromeas, Elmer?

ELMER
No. Te juro que ha sido el mejor concierto al que he ido en mi vida..

DEVON
Hombre, teniendo en cuenta que tampoco has ido a muchos... Pues yo creo que Jim Morrison se pasó un poco.

ELMER
Por qué, ¿porque iba borracho? Siempre iba borracho, y lo sabes, Devon.

DEVON
No es por eso.

ELMER
¿Por qué, entonces?, ¿porque se sacó la polla?

FRANK
Entre otras cosas. Sabía que eso podía acabar con la carrera de The Doors.

ELMER
Oh, vamos, Frank. No se sacó la polla.

FRANK
Sí que se la sacó. Yo estaba allí, en la primera fila.

DEVON
Estábamos todos, ¿recuerdas?

ELMER
¿Tú le vista la polla, Devon? Porque yo no. Hizo como que se la sacaba pero no le dio tiempo.

FRANK
Primero empezó enseñando el calzoncillo y luego...

ELMER
Eso es mentira. Jim no usaba ropa interior jamás.

FRANK
Y luego se la sacó. Era grande, peluda... repugnante.

ELMER
¡Que no se la sacó, Frank! La prensa dijo eso pero no es verdad. ¿Tú has encontrado alguna foto donde se vea?

FRANK
No. Pero vi con mis propios ojos cómo se la sacaba y luego se hacía una paja delante de todo el mundo. Apenas éramos estudiantes de bachillerato, Elmer. Además, luego le detuvieron, ¿no?

ELMER
Eso no tiene nada que ver. El FBI le tenía ganas por lo que había dicho en contra de Nixon.¿Tú también le viste la polla a Jim, Devon?

DEVON
Aquello no era su polla.

FRANK
¿Ah, no?, ¿qué era entonces aquello?

DEVON
Un fajo de billetes

(ELMER y FRANK se miran)

ELMER
Esta sí que es buena. Un fajo de billetes. ¿Para qué, Devon?

FRANK
Para simular un gran paquete bajo sus pantalones de cuero.

ELMER
¿Estás gilipollas o qué? ¿Estás diciendo que Jim era maricón o algo así? Jim no necesitaba de esas cosas.

FRANK
Pues dicen que hacía a pelo y a pluma. Recuerdo que aquella noche íbamos muy colocados, bueno, como todo el mundo allí. El escenario se tambaleaba.

DEVON
Ya os dije que aquel escenario estaba mal montado. ¿Os acordáis del cordero?, ¿o lo del cordero también es parte de la alucinación colectiva?

FRANK
¡Hostias, es verdad! ¿Qué hacía aquel cordero allí, en los brazos de Jim?

ELMER
Alguien se lo regaló. A ver, Frank, ¿cómo puede alguien salir al escenario con un cordero entre los brazos y luego sacarse la polla?

FRANK
Jim iba muy pedo. Estuvo todo el concierto provocando al público. Se notaba que la quería armar. Hubo gente que incluso subió al escenario. Le echaron champán encima de la cabeza.

DEVON
Eso es verdad, se veía venir. También dijo aquello de "¿No hay nadie que quiera adorar mi culo?"

ELMER
¿Y se lo adoraste, Devon?, ¿o fue Frank? (risas) No recuerdo nada de todo eso. Sólo me acuerdo de que alguien lanzó a Jim al público, y de que luego estuvo bailando entre la gente.

FRANK
No parecía él con esa barba. Además, estaba gordo.

ELMER
Bueno, Frank. No nos podemos quejar...

DEVON
Luego fue cuando el escenario se vino abajo (risas). Casi nos aplasta.

FRANK
¿Os dais cuenta? Ahora mismo podríamos estar muertos, por su culpa.

DEVON
Bueno, Frank, tampoco exageres.

FRANK
No exagero. Os digo que quiso acabar con su carrera y con todos nosotros. Si no, ¿a cuento de qué viene lo de enseñar la polla en el lugar que le vió nacer? ¿Qué dirían sus padres?

ELMER
¡Joder! ¡Que no la enseñó!

FRANK
"Rito orgásmico de depravación", dijo el Miami Herald.

DEVON
Supongo que era allí donde guardaba el dinero, junto a su polla.

ELMER (sacudiendo su cabeza)
Inolvidable aquel concierto...

"HWY AN AMERICAN PASTORAL" - JIM MORRISON


Publicado por Javier Serrano en larepublicacultural.es:

http://www.larepublicacultural.es/article4580.html

Aparte de cantante de The Doors y poeta, de personaje excesivo y autodestructivo, Jim Morrison también fue un gran aficionado al cine. De hecho, se licenció en Artes Escénicas en la Escuela de Cine de la UCLA en 1965. Buena prueba de su interés por el séptimo arte es HWY An American Pastoral, una película experimental realizada en 1969 por Morrison y algunos de sus amigos: Frank Lisciandro, Paul Ferrara y Babe Hill.

HWY entraría dentro de eso que se llama cine de autor: no hay una línea argumental clara y apenas contiene diálogo. En palabras del propio Morrison: "Básicamente, no hay ninguna trama, ni tampoco historia en el sentido tradicional; una persona, interpretada por mí, baja de las montañas y haciendo autostop en el desierto llega a una ciudad moderna, Los Ángeles, y ahí es donde termina".

HWY es una película rara y abierta, podría tener todo tipo de lecturas, tantas como espectadores. Podría ser una película existencialista, un canto a la naturaleza… A su manera, HWY también es una road movie. El protagonista, un Jim Morrison autostopista de pelo y barba larga, conduce el Blue Lady, un Mustang Shelby azul oscuro (de su propiedad en la vida real). En la película no se explica (y tampoco importa) si se lo ha robado a su dueño, pero el Morrison conductor (posiblemente el mismo personaje que ese autostopista asesino en serie que aparece en la obra del cantante) nos contagia la inefable sensación de libertad al conducir, sin propósito alguno aparente, por las carreteras infinitas de Estados Unidos. HWY es, si se quiere también, un homenaje a la mentalidad beatnik, a la búsqueda incesante que movía a sus poetas.

Aparte del cantante de The Doors, el paisaje es otro de los protagonistas. Así, el desierto que aparece en la primera parte, un escenario en el que Morrison se sentía muy cómodo y al que de vez en cuando hacía escapadas, y donde, ayudado por sustancias alucinógenas, buscaba la expansión de su alma. O esa pequeña laguna secreta, en cuyas aguas se sumerge Morrison, con su habitual pantalón de cuero y su torso de dios griego al aire. O esa ciudad inhóspita que aparece al final de la cinta, en la que acaba nuestro anónimo héroe, perdido, incrustado como uno más.

En HWY no falta alguna secuencia dura, como ésa en la que un coyote atropellado agoniza en mitad de la carretera, sin que nadie pueda hacer nada por evitarlo. Este momento debió de recordarle a Morrison otro que le ocurrió siendo apenas un crío y que marcaría su existencia , hablo de cuando viajaba con su familia en un coche y pudo contemplar el accidente sucedido en una carretera, en algún lugar del desierto, el choque entre un coche y un camión cargado de indios que acabaría componiendo una escena dramática y dantesca, de cuerpos mutilados y gritos, en la que el alma de uno de aquellos indios moribundos -cuenta Morrison- se debió de colar en su cuerpo de niño asustado. Este recuerdo, que le persiguió toda su vida, remite a su vez a otro suceso, el que le ocurrió a Nietzsche (al que el cantante de The Doors profesaba abierta admiración) cuando, en un accidente protagonizado por un coche tirado por un caballo, el conductor del coche azota al caballo herido para que continúe la marcha. El suceso debió de ser tan doloroso para Nietzsche que desencadenó en él una especie de locura que lo dejaría sumido durante sus últimos años en un estado demencial.

Dada la austeridad argumental, los efectos sonoros cobran una gran importancia en el filme: ruidos de animales, tráfico de la ciudad, cantos tribales, trompetas tibetanas… La música está sabiamente escogida por otro amigo de Morrison: el compositor y pianista Fred Myrow.

HWY es una cinta imprescindible para los admiradores de Jim Morrison y The Doors, y de gran interés para los aficionados al cine en general y las rarezas en particular. Dura unos 51 minutos y no se estrenó nunca ni hay copias oficiales, lo que le confiere un aura de película fantasma.


"LA CELEBRACIÓN DEL LAGARTO" - JIM MORRISON

Leones en la calle y perros
vagabundos en celo, rabiosos, echando espuma
Una fiera enjaulada en el corazón de una ciudad
El cuerpo de su madre
pudriéndose en la tierra del verano
Huyó de la ciudad
Fue hacia el sur y cruzó la frontera
Dejó el caos y el desorden
Les dio la espalda
Una mañana se despertó en un hotel verde
Con una extraña criatura gimiendo a su lado
El sudor rezumaba de su brillante piel
¿Estamos todos?
La ceremonia va a empezar
¡Despierta!
No puedes recordar dónde fue.
¿Ha terminado este sueño?
La serpiente era de oro pálido
Vidriosa y encogida
Teníamos miedo de tocarla
Las sábanas eran cálidas prisiones muertas
Y ella estaba a mi lado.
Vieja, no es ... joven
Su oscuro cabello rojizo
La piel blanca y suave
Ahora ¡corre al espejo del baño!
¡Mira!
Viene hacia aquí
No puedo vivir a través de cada lento siglo de sus movimientos
Dejo deslizar mi mejilla
La baldosa fresca y lisa
Siento la buena y fría sangre escociendo
El suave silbido de las serpientes de lluvia
Una vez tuve un jueguecito
Me gustaba colarme sigilosamente dentro de mi cerebro
Creo que conoces ese juego al que me refiero
Hablo del juego llamado «volverse loco»
Ahora tú deberías probar este jueguecito
Sólo cierra tus ojos, olvida tu nombre
Olvida el mundo, olvida la gente
Y erigiremos una torre diferente
Este jueguecito es divertido de hacer
Sólo cierra tus ojos, nunca se pierde
Estoy aquí, yo también voy
Afloja el control, estamos atravesando
Retrocedo hasta lo más profundo del cerebro
Retrocedo más allá del dolor
Vuelvo donde no nunca hay lluvia
Y la lluvia cae suavemente sobre la ciudad
Y sobre las cabezas de todos nosotros
Y en el laberinto de arroyos bajo
La queda presencia sobrenatural
De nerviosos moradores de las colinas
En las suaves colinas de alrededor
Reptiles en abundancia
Fósiles, cavernas, cumbres de aire fresco
Cada casa repite un molde
Persianas echadas
Un coche bestial encerrado en contra de la mañana
Ahora todo duerme
Alfombras silenciosas, espejos vacíos
Polvo ciego bajo las camas de parejas legales
Envueltas en sábanas
Y sus hijas
Orgullosas con ojos de
Semen en sus pezones
¡Espera!
Aquí ha habido una masacre
No te detengas a hablar ni a mirar alrededor
Tus guantes y tu abanico están en el suelo
Nos marchamos de la ciudad
Huimos
Y tú eres la única que quiero que venga
No tocar la tierra
No ver el sol
Nada se puede hacer sino
Huir, huir, huir
Huyamos, huyamos
Una casa en la colina
La luna descansa tranquila
Las sombras de los árboles
Son testigos de la salvaje brisa
Vamos nena huye conmigo
Huyamos
Huye conmigo
Huye conmigo
Huye conmigo
Huyamos
La mansión es cálida, en lo alto de la colina
Ricas son las habitaciones y las comodidades allí
Rojos son los brazos de lujosos sillones
Y no sabrás nada hasta que no estés dentro
El cadáver del presidente muerto en el coche del chófer
El motor va con cola y alquitrán
Venga, no vamos muy lejos
Al Este para conocer al Zar
Huye conmigo
Huye conmigo
Huye conmigo
Huyamos
Algunos forajidos vivían junto a un lago
La hija del pastor está enamorada de la serpiente
Que vive en un pozo junto a la carretera
¡Despierta, niña! Estamos llegando a casa
Sol, sol, sol
Quema, quema, quema
Luna, luna, luna
Te atraparé
¡Pronto!
¡Pronto!
¡Pronto!
Soy el Rey Lagarto
Todo lo puedo
Bajamos por
Ríos y autopistas
Bajamos por
Bosques y cascadas
Bajamos desde
Carson y Springfield
Bajamos desde
La Phoenix cautivadora
Y puedo decirte
Los nombres del Reino
Puedo decirte
Las cosas que sabes
Escuchando un puñado de silencio
Escalando valles en la sombra
Durante siete años viví
En el disoluto palacio del exilio
Jugando a extraños juegos
Con las chicas de la isla
Ahora he regresado
A la tierra del justo, el fuerte y el sabio
Hermanos y hermanas del pálido bosque
Oh, hijos de la noche
¿Quién de entre vosotros se unirá a la caza?
Ahora la Noche llega con su legión púrpura
Retiraos a vuestras tiendas y a vuestros sueños
Mañana entraremos en la ciudad donde nací
Quiero estar preparado.

THE DOORS Y EL ROCK TEATRAL


Extraído de "El enigma Jim Morrison", de Stephen Davis (Editorial Ma Non Troppo), página 170:

"En realidad somos políticos. Podéis llamarnos políticos eróticos".
"Primordialmente somos un un grupo de rock and roll, un grupo de blues, nada más que un grupo; pero eso no es todo. Un concierto de los Doors es una reunión pública que convocamos nosotros como una forma concreta de discusión y diversión dramatizadas. Cuando actuamos, participamos en la creación de un mundo, y celebramos esa creación con el público. Se convierte en la escultura de cuerpos en acción. Ésa es la parte política, aunque nuestra energía es sexual. Hacemos conciertos de política sexual. El sexo se inicia conmigo, luego se amplía para incluir al círculo encantado de los músicos en el escenario. La música que hacemos va hacia el público e interactúa con él. Ellos van a casa e interactúan con su realidad, luego yo lo devuelvo al interactuar con esa realidad. Así que toda la cuestión sexual funciona como una gran bola de fuego.
Yo ofrezco imágenes. Yo evoco recuerdos de... libertad. Pero nosotros sólo podemos abrir puertas; no podemos arrastrar a la gente para que las atraviese.
Nuestra obra, nuestra interpretación, es un esfuerzo hacia la metamorfosis. Es como un ritual de purificación, en el sentido alquímico. Primero tienes que tener un periodo de desorden, de caos, regresar a una primitiva zona catastrófica. A partir de eso, tú purificas los elementos, y encuentras una nueva semilla de vida, que transforma toda vida, todo asunto, toda personalidad, hasta que, finalmente, con optimismo, tú emerges y casas todos esos dualismos y contrarios. Entonces ya no hablas más sobre el bien y el mal, sino sobre algo unificado y puro."
"Mira, el chamán... era un hombre que se embriagaba. A ver, él seguramente ya era una... eh... persona especial. Y, con todo, se ponía en trance bailando, girando, bebiendo, tomando drogas. Luego partía en un viaje mental y... eh... lo contaba al resto de la tribu."
"Yo fui consciente de los medios de comunicación de ámbito nacional en la época de la adolescencia. En casa siempre los había, así que me puse a leerlos. Y de ese modo me enteré de su estilo, de su acercamiento a la realidad. Cuando entré en el campo de la música, a mí me interesaba asegurarme un lugar en ese mundo, así que me puse a "sintonizar claves", e instintivamente supe cómo hacerlo. Ellos buscaban frases con gancho, y citas que pudieran usar como titulares, algo en lo que basar un artículo, darles una respuesta inmediata. [Políticos eróticos] es el tipo de término que tiene un significado, pero que es imposible de explicar. Si yo intentara explicar lo que significa para mí, perdería toda la fuerza como reclamo".

JIM MORRISON, 1952

"Pensar en la muerte como el punto de clímax de la vida propia"
(Jim Morrison, fallecido el 3 de julio de 1971, a los 27 años)